Bertha 4

Bertha Zúniga Cáceres

Honduras
Defensora de derechos humanos, Coordinadora General del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Hija de la lideresa Berta Cáceres. 

«lucho por los derechos de mi pueblo y, por supuesto, lucho por la justicia para mi mami, Berta Cáceres»

Soy Bertha Zúniga Cáceres. Nací en la Esperanza, departamento de Intibucá, ubicada en la zona sur occidente de Honduras que es territorio históricamente del pueblo Lenca.

A mediados del 2017 fui nombrada coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que es en el cargo en el que me desempeño hasta ahora, y desde el cual lucho por los derechos de mi pueblo y, por supuesto, luchando por la justicia para mi mami, Berta Cáceres.

Mi infancia, tiene un relato muy largo.

Pasé gran parte de mi infancia entre la casa de mi abuela y la casa, de mi mamá y de mi papá, con mis dos hermanas y un hermano.

Crecí en medio de la fundación y organización del trabajo territorial y de base del COPINH, y digamos que desde muy temprana edad empecé a percibir lo que se hablaba en la lucha del COPINH por los derechos de los pueblos indígenas por su territorio. También por lo que vivía en la escuela que era bastante racismo, discriminación a las personas originarias del pueblo Lenca y a las personas de escasos recursos económicos.

Entonces, a temprana edad empecé a identificar que lo que decía el COPINH era una realidad y yo pasé mucho tiempo en las comunidades Lencas que se estaban organizando en el COPINH ya que, andaba acompañando a mi madre y a mi padre fundadores de la organización.

Vi la realidad de que, en la mayoría de las comunidades indígenas, se vulneraban los derechos básicos fundamentales como una vivienda digna, al acceso vial, a la salud, a la alimentación, etc.

Yo en realidad no es que en algún momento me convertí en defensora de derechos humanos, si no que yo nací en esta lucha. No me convertí en una defensora, nací aquí y simplemente yo luché porque es parte de lo que siempre vi, lo que yo aprendí y de la necesidad que tenemos. De una necesidad de verdad.

No es que salga solamente de una convicción. Luchar para mí se ha convertido en una necesidad de reivindicar no solo mis derechos o mi situación de justicia para mi madre, Berta Cáceres, sino que en realidad es una necesidad colectiva de trato, con la que intento contribuir desde hace muchos años. También para la equidad, y por los derechos básicos del pueblo Lenca, para nuestra felicidad, nuestra paz y nuestra libertad.

Mi madre, Berta Cáceres, era coordinadora general del COPINH durante los últimos años de su vida, aunque antes no había ocupado cargos de coordinación, siempre fue de la comisión ejecutiva que igual tiene una responsabilidad técnica ante el COPINH. Y bueno, yo simplemente acompañé la lucha del COPINH, pues como una militante más, y como hija de Berta Cáceres, que me enseñó mucho la obligación de ser parte de las luchas y de, enfrentar los contextos que nos tocan a cada momento.

Ella siempre fue creciendo en su área política y en su liderazgo, sobre todo a partir de hablar de los derechos de las mujeres Lencas, incluso dentro de los procesos internos de las organizaciones. También empezó a cuestionar prácticas de discriminación o violencia dentro de estos espacios.

Mi madre era la coordinadora del COPINH, tenía la responsabilidad de coordinar los equipos de trabajo, acompañar a las comunidades, impulsar políticamente las demandas de las comunidades indígenas durante muchos años y aún cuando no fue coordinadora tuvo bajo su responsabilidad la participación internacional de COPINH y por eso acompaña a todos los procesos de resistencia de las comunidades Lencas.

Durante los últimos años se involucró mucho en la lucha del Río Blanco, aunque al mismo tiempo estaba haciendo procesos de articulación con movimientos nacionales e internacionales también acompañando a muchas otras comunidades de COPINH.

Berta Cáceres, fue asesinada un 2 de marzo del año 2016, en medio de una lucha muy intensa contra el Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca, que era ejecutado por la empresa DESA. Una empresa donde invierte una familia de oligarcas de este país, de apellido Atala Zablah, bajo la presidencia de David Castillo, que es un militar ex funcionario del Estado de Honduras, como parte de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica.

Este militar estudió en Estados Unidos en una escuela de inteligencia militar llamada West Point.

Esta empresa se ensañó contra los derechos de las comunidades Lencas del Río Blanco, para intentar obligar a que la gente se sometiera a este Proyecto Hidroeléctrico que fue cuestionado, que fue concesionado en el marco del golpe de Estado que Honduras vivió en el año 2009, y violación a los derechos de consulta previa y libre a las comunidades.

De los juicios sobre esto que llamamos la “Causa Berta Cáceres” hemos desarrollado dos juicios en los que han sido encontrados culpables ocho personas.

Sin embargo, ninguno de estos juicios es tan firme porque todavía no han resuelto las casaciones de estos procesos. Seguimos diciendo que este caso sigue en impunidad porque los autores intelectuales del vil asesinato de mi madre siguen impunes, a quienes nosotras identificamos a miembros de la familia Atala Zablah. Además, porque la concesión sobre el río Gualcarque sigue vigente a pesar de toda la sangre derramada.

También hemos cerrado un juicio denominado “El Fraude Sobre el Gualcarque” que es un juicio sobre corrupción en el proceso de concesionamiento al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, del que también estamos esperando una sentencia. El juicio ya terminó, pero estamos esperando sentencia desde hace varios meses y continuamos exigiendo el juicio y castigo a los autores intelectuales del crimen.

Desde COPINH estamos haciendo otras cuestiones de litigio internacional, como la demanda contra el Banco Desarrollo de Holanda (FMO por sus siglas en holandés) por la negligencia en su inversión en el Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca.

En este contexto político estamos haciendo bastante incidencia para materializar derechos de educación, salud, infraestructura para las comunidades Lencas organizadas al COPINH, que tienen varias demandas y varios puntos.

Hay mucha información que podría desarrollar sobre el COPINH, pero, en síntesis, diría que es una organización que lucha por derechos de las comunidades indígenas Lencas y también por contribuir a democratizar nuestro país Honduras y por la reivindicación de los derechos de otros pueblos indígenas de nuestro país.

COPINH tiene muchísimas luchas, tanto que no las podría enumerar, pero lo que es más importante de las luchas son el reconocimiento de las tierras, de los territorios del pueblo Lenca, para lo que el COPINH actualmente tiene nueve demandas ante el Instituto Nacional Agrario, para revindicar más de nueve mil manzanas de tierra que pertenecen al pueblo Lenca, y acompañar en ese proceso a personas que han sido acusadas de usurpación de tierras.

También desde la organización hacemos litigio junto a compañeras que han sido víctimas de agresiones por parte del Estado, o de empresas privadas desarrolladoras de proyectos de generación de energía, que han sido violentos o violadores de derechos de las comunidades. COPINH desarrolla también varios procesos de formación en el tema agroecológico, de agroecología y creación con niñez sobre música y literatura.

Además, hace procesos de formación a compañeras jóvenes sobre los derechos sexuales y reproductivos. Tenemos también nuestra escuela de formación política que es un proceso del que yo soy parte de la coordinación política metodológica de la escuela.

Son importantes nuestros proyectos de radios comunitarias. Hasta el momento tenemos cuatro radios, que están funcionando para llevar la palabra y la voz de las comunidades indígenas y hablar de nuestras luchas, de nuestra cultura, de nuestra resistencia, poner la música que nos gusta y que nos reivindica. También abrir los micrófonos a las personas que quieran hablar de lo que quieran, en el marco de nuestros procesos de reflexión y nuestros derechos.

Tenemos muchos espacios de intercambio: nuestras asambleas territoriales y comunitarias para fortalecer la lucha organizativa en el marco de los treinta años de fundación de COPINH.

También nuestro Proyecto de Utopía, el centro encuentro y amistad utopía, que es un espacio de reuniones, pero donde también estamos cultivando, para poder materializar los sueños de alternativas que tenemos los pueblos.

Quisiera contarles sobre la Casa de Sanación y Justicia de las Mujeres de COPINH. Es un espacio que fue concebido en un debate político por varias compañeras de COPINH, para servir como una especie de casa refugio a mujeres que ven situaciones de violencia en su entorno familiar, pero también por parte del gobierno, del Estado o de empresas extractivas.

Muchas compañeras que trabajamos en el COPINH hemos transitado por ese espacio, que no cumplió digamos el ideal de ser lo que nos habíamos propuesto, pero que efectivamente ha servido como un refugio para quienes no tenemos un lugar donde vivir y que tenemos situaciones de seguridad un poco complejas.

Ahí vivimos y compartimos muchas personas, que acompañamos nuestros procesos de seguridad y proceso de intercambio de y en comunidad. En la casa tienen cabida mujeres y otras personas que acompañan. Es nuestro lugar, además, de asambleas de las compañeras mujeres en el COPINH. Eso ha sido y es la Casa de Sanación y Justicia.

Nos parece importante decir que la justicia en Honduras prácticamente no existe, nosotros y nosotras siempre decimos que reclamamos justicia ante un sistema de injusticia, porque perpetúa la violencia hacia la comunidad.

Sabemos que la poca respuesta que hemos obtenido ha sido producto de grandes esfuerzos de nosotras y todas las organizaciones internacionales y personas que a nivel del mundo se han unido al exigir la justicia para la compañera Berta Cáceres.

También se han unido en muchos de los procesos, sea contra funcionarios, por la violencia, tentativas de asesinatos o por asesinato en contra de otras personas del COPINH.

Toda esa lucha no ha encontrado un lugar en ese sistema, y para lo que sí es efectiva la justicia es para perseguir a las personas que luchan reivindicando sus tierras o que hacen ejercicio el reclamo de sus derechos.

Ha sido una cadena de vulneración a los derechos, donde no hemos encontrado un lugar y un espacio donde sentirnos satisfechas, y a pesar de eso luchamos.

Sabemos que debemos desafiar ese sistema de impunidad que protege a los grandes criminales de este país, a los criminales del asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres, los grandes criminales en contra de los derechos de las comunidades indígenas Lenca.

Todas las fotografías de este artículo han sido aportadas por G. Trucchi | Rel UITA.

Otros testimonios recabados en este país: Honduras