Aunque la verdad sobre este sistema de esclavitud sexual institucionalizado ha permanecido oculta durante más de medio siglo, las víctimas sobrevivientes llevan en resistencia todo este tiempo.

País: Japón

Durante su proceso de expansión territorial en Asia a partir de los años treinta del siglo XX, el ejército imperial nipón estableció centros de esclavitud sexual de mujeres, llamados de forma eufemística “centros de solaz”. En estos lugares, ubicados al menos en China, Taiwán, Borneo, Filipinas y en diversas islas del Pacífico, se perpetró la violación de miles de mujeres sojuzgadas por el ejército imperial durante la II Guerra Mundial, de forma legalizada ­y autorizada por el gobierno japonés de la época. Se calcula que la esclavitud sexual afectó a unas 200.000 mujeres de diversos países (China, Taiwán, Corea, Filipinas, Malasia, Indonesia, Países Bajos, Japón, Timor, Vietnam, Tailandia, Birmania y Estados Unidos). Su existencia representa uno de los crímenes más destacados en cuanto a la utilización de la violencia sexual como arma de guerra. Además, según un estudio de Naciones Unidas publicado en 1996, muchas de las mujeres esclavizadas sexualmente fueron ejecutadas al finalizar la guerra (http://hrlibrary.umn.edu/commission/country52/53-add1.htm).

Aunque la verdad sobre este sistema de esclavitud sexual institucionalizado ha permanecido oculta durante más de medio siglo, las víctimas sobrevivientes llevan en resistencia todo este tiempo. Muchas rompieron el silencio en los años noventa, tras décadas de sufrir aislamiento, vergüenza y pobreza. Al empezar a hacer pública su experiencia y darse cuenta de que sus casos no eran aislados, comenzaron un proceso de articulación que fecundó en una enérgica campaña internacional para exigir al gobierno japonés justicia y reparación integral de las secuelas físicas, psicológicas y sociales que siguen afrontando. Ellas combaten la impunidad a contrarreloj; la mayoría son ya de avanzada edad y muchas han fallecido sin obtener justicia.

En 1991, por primera vez un grupo de sobrevivientes demandó al gobierno japonés por violación de los derechos humanos, lo cual generó interés internacional sobre la cuestión y obligó al gobierno japonés a admitir públicamente la existencia de estos centros durante la guerra (https://www.britannica.com/topic/comfort-women). Desde el 8 de enero de 1992, las mujeres en Corea del Sur vienen celebrando la “Manifestación del miércoles”, una acción por la cual cada miércoles se manifiestan ante la embajada japonesa en Seúl, “hasta que el gobierno de Japón dé por fin una respuesta satisfactoria a la cuestión de la esclavitud sexual”, ya que este continúa negando cualquier responsabilidad legal por este crimen.

Otra acción destacada fue la celebración del Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la Esclavitud Sexual a manos del Ejército Japonés, que tuvo lugar en Tokio en el año 2000. Junto a organizaciones feministas y de derechos humanos, las mujeres sobrevivientes protagonizaron este tribunal popular que culminó con recomendaciones al gobierno de Japón para la toma de medidas de reparación, entre ellas: el reconocimiento de su responsabilidad, la indemnización de las víctimas, la investigación profunda de los hechos y la preservación de la documentación ya existente, el establecimiento de una comisión de la verdad de los delitos de género cometidos durante la guerra, la transición y la ocupación, o la identificación y castigo de los principales responsables implicados (https://www.amnesty.org/es/documents/asa22/001/2010/es/).

 

Imagen de portada de Joyce Natlchayan/AFP/Getty Images
Una ex "mujer de solaz" surcoreana posa para una fotografía en el Comfort Women Memorial en Seúl (Corea del Sur) en 2021. (Fotografía de Reuters). Imagen recuperada de: www.Reuters.com